Oye cerdo

Oye cerdo te canto algo al oído:
Un payaso come mierda para ser más payaso.
Una piba no es verdad, pero viaja.
Dos fetas de tu cerebro son suficientes. Dos fetas.

Fachos machotes escupen ácido, te escupen paz.
Somos lo grotesco, lo grotescamente molesto y asqueroso.
Somos la tierra entre los dedos.

Tus párpados comienzan a temblar, es el terror.
LLegó el terror y entre sus manos:
las celdas grises,
los domingos
y las nubes (más grises).
Con dos paréntesis volas escapando del terror,
dos paréntesis en la plaza, de noche, cualquier día vos volas.

Gatillemos sobre las horas, los minutos y los segundos.
Asesinen, maten.
Somos miserables y nuestro tiempo no vale oro.

Dame de tus dientes, mi lengua entre tus dientes.
Tus mirada inyectándose en mis ojos.
Conmoveme hasta sudar.

No seas tan así conmigo.
De rebeldes y presidiarios
como me gustarían tus lujos de libertad.
Acá pasa de todo, por acá pasamos todos.
Esta es la tristeza, la decepción, la desilusión.

Oye cerdo. ¿Me escuchaste?
Está bien andá, lo que pasa que yo estoy loco y hablo solo. Solo.