La Strange

miércoles, septiembre 07, 2005

El Lujo


Dicen en los diarios que soy un hombre de negocios, duro y sin sentimientos, no tengo ningún pudor sobre estas afirmaciones. Mis influencias se extienden cada vez que mato y no considero ética alguna para obrar. Soy inescrupuloso, no tiemblo ante mis actos infames. Ni los ancianos ni los chicos me conmueven. Entre mis amigos suelo jactarme de haber sobornado a un presidente para que influya en conveniencia de mis negocios, y así lo hago con tantos otros funcionarios. Sin embargo no puedo mirarla a los ojos. Son como los de una niña y juzgan. Pero ella no es ninguna niña, es una puta que yo vestí. Hace un tiempo pensé que era mejor tenerla en un hotel para no verla tanto. Cuando la visito en su habitación, nunca entro hasta que alguien no la haya atado y vendado frente a la ventana que da a Constitución. Su llanto no molesta, al contrario. Mas sus ojos laten bajo el trapo sucio. Ahora casi no hablamos, la escucho llorar y disfruto. Ruega y yo espero observando su histeria hasta que estalla en gritos. Accedo. Le quito la venda y la dejo tomar coca de mi mano hasta que lame los dedos como una perra. Pero sus ojos no se doblegan, me denuncian. Rendirme sería mi muerte, va a ceder, todos ceden.

1 Comments:

  • Excelente!!! todos ceden tarde o temprano...

    pero es tan difícil bancarse ese tipo de denuncias...

    Salutes

    By Anonymous Anónimo, at 5:37 p. m.  

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